Dormida, sueño y despierto,
veo tus sienes plateadas.
Mi vida sería un tormento,
si tan niña ma faltaras.
Quién supliría tus caricias,
quién velaría por mi alma,
fortaleza de cuidados
que como flores derramas.
Ni las nubes de algodón,
ni las montañas nevadas,
ni tan siquiera el jazmín,
ni manantiales de agua.
Ni el sol radiante,
ni la brisa más suave,
ni catedrales de arte.
No existe nada más bello
que tu beso al despertarme.
¡Ay, como te quiero madre!
veo tus sienes plateadas.
Mi vida sería un tormento,
si tan niña ma faltaras.
Quién supliría tus caricias,
quién velaría por mi alma,
fortaleza de cuidados
que como flores derramas.
Ni las nubes de algodón,
ni las montañas nevadas,
ni tan siquiera el jazmín,
ni manantiales de agua.
Ni el sol radiante,
ni la brisa más suave,
ni catedrales de arte.
No existe nada más bello
que tu beso al despertarme.
¡Ay, como te quiero madre!
Mercedes Escobar Lozano
Aportado por Paqui Espínola.
Aportado por Paqui Espínola.
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