lunes, 1 de abril de 2013

MI RAYO


Les voy a contar algo muy bonito, basado en un hecho real, la verdad es que emociona, le sucedió a una vecina de nuestro barrio TOÑI, y ella relata lo ocurrido a últimos del mes de Mayo en Montefrío, “Porqué mi perro se llama RAYO”; hasta se pregunta uno como pueden suceder estas cosas, pasan si hay quien las diga, los demás nos enteramos.
Hoy en día una gran parte de los ciudadanos estamos muy interesados en nuestras mascotas: perritos, gatos, tortugas, conejos pequeños, etc. animales a los que llegamos a tener una gran admiración y porque no decirlo nos sentimos con ellos tan a gusto que les tratamos muy bien, esos animales que llegan a nuestras vidas, por circunstancias distintas, cada día que pasan con nosotros nos encontramos más atrapados y volcados en hacerlo lo mejor posible con ellos. Desde este boletín invitamos a nuestros lectores a que el ejemplo de TOÑI sea una más de las semillas que se siembra para que los animales sean tratados con respecto y dignidad.
TOÑI, que se empleó a fondo con su RAYO esa noche que pasó en vela, vigilando su evolución, cuando en un momento lo dio todo por perdido, le salió de los más profundo de su alma ese: “no Rayo, no te mueras”, promesas y sus manos curativas en el afán de librarle de una muerte segura, pusieron en este animal la continuidad de la vida, y TOÑI lo dice a continuación, os invito a que lo reflexionéis.

A continuación presentamos un emotivo relato basado en hechos reales. Un verdadero alegato contra el maltrato animal ocurrido en Montefrío.

¿Por qué Mi Perro se Llama Rayo?
Lo que les voy a contar a continuación es totalmente cierto y lo hago por un solo motivo: rogad encarecidamente y por favor, que no se abandone a los animales, si por la razón que sea no pueden tenerlos, por favor llevenlos a algún sitio donde puedan acogerlos, una tienda, un amigo, e incluso si la única solución es matarlos por favor asegúrense de que quedan bien muertos, pero no los dejen tirados para que mueran poco a poco.
Podía haber ocurrido otro día a otra hora y en otro lugar; pero fue el último domingo de Mayo en Montefrío. Justamente mientras se hacia la ofrenda de flores a la Virgen. (Todos los montefriéños sabemos porque este día, Nuestra Señora de los Remedios sale a la calle en procesión. Pero si alguien no lo sabe le diré que cuenta la leyenda que a finales de Mayo de 1766 ó 1776: mientras la gente del pueblo asistía a misa, en la antigua iglesia de la Villa, se desató una gran tormenta y cayó un  rayo haciendo un gran agujero en el tejado. Pudo haber sido una tragedia pero sólo sufrió daño un perro que por allí andaba, se atribuyo el milagro a la Virgen de los Remedios y desde entonces, en señal de agradecimiento se le hace una ofrenda floral y se saca en procesión cada último domingo de Mayo).
 Pues bien, este año el 27 de Mayo Domingo, después de desayunar en el “Pregonero” mi marido y yo,  hacíamos un pequeño recorrido turístico por el pueblo, al llegar al final de la calle Paseo, cerca del puente del arroyo, me pareció ver una rata muerta en la calzada, me imagine la rueda de un coche pasándole por encima y la desagradable sensación del conductor al sentir el crujir al reventar el bicho, así que le empuje con la punta del pie para echarlo a la cuneta, al hacerlo observamos que se movía y que no era una rata sino un perrito. Debía tener como mucho uno o dos días y el pobre ya estaba viviendo una gran tragedia. Era una masa de barro y sangre, temblaba de frío, las moscas y las hormigas le entraban por la nariz y por la boca… Después de limpiarlo un poco le pusimos unas gotas de agua en la lengua y vimos que además estaba hambriento. Me entraron unas enormes ganas de salvarlo, y le dije a mi marido: a este como la Virgen del Rayo no lo remedie me parece que tiene los minutos contados” No soy muy religiosa la verdad, pero pensé en la Virgen y en silencio le dije: “ Virgen de los Remedios Mujer, si fuiste capaz de salvar a este pueblo de una catástrofe, cuando cayó aquel rayo que dicen, esto es mucho más fácil, anda sálvalo, sólo Tú puedes hacerlo, si sale de esta se llamará Rayo en tu honor”.
 Preguntamos a unas señoras que había en la calle por una farmacia de guardia para ver si podíamos encontrar algún modo de alimentarlo, ellas mismas nos proporcionaron una jeringuilla y un poco de leche.

Al día siguiente, el veterinario dijo que estaba bastante mal, padecía una severa neumonía, le faltaba un trozo de lengua, que le habían comido las hormigas y tenía mucha  fiebre. Le puso una medicación y  me explicó cómo alimentarlo correctamente. A pesar de nuestros cuidados, por la tarde, la fiebre no dejaba de subirle y empeoro hasta el punto de que dejó de respirar, en ese momento se me vino a la cabeza que en una situación de vida o muerte se da un masaje en el pecho. Movida, más por la rabia que por la esperanza, lo estruje varias veces como a una perilla de goma, gritándole   como si fuera una persona:“¡Rayo no te puedes morir!”; para nuestra sorpresa reaccionó y empezó a respirar de nuevo, volví corriendo a la consulta del veterinario, el hombre le inyecto no se qué medicamento y lo metió en la incubadora.
 
Volví a mi trabajo y puse en pantalla una de las fotos que Forum Montefrio había colgado de la procesión, del día anterior.  Puede que parezca ridículo rezar por un perro pero volví a hacerlo; prometí a la Virgen que si se recuperaba iremos  en Agosto a ponerle una vela allí, en su iglesia.

A la hora indicada fuimos de nuevo a la clínica veterinaria a recogerlo, no teníamos mucha esperanza de encontrarlo vivo pero para nuestra alegría, Manuel, el veterinario, nos dijo que a pesar de que estaba realmente mal, podía salir adelante. Suponiendo que fuera compatible con la medicación que le había inyectado y  si se le daba una dosis de suero cada hora y durante toda la noche. Así lo hicimos y al día siguiente, Rayo estaba mucho mejor; tenía que seguir con un tratamiento pero el peligro había pasado.

Ahora crece normalmente; a nosotros nos aporta mucho; cada día aprendemos cosas nuevas sobre perros nos ha traído alegría, nos da compañía y diversión porque es como un juguete precioso.  Nunca hemos tenido animales en casa, siempre he pensado que un piso no es lugar para que viva un perro, menos si es de una raza grande; pero le hemos tomado mucho cariño y aunque en el futuro sea grande, no sé cómo pero nos arreglaremos. Ya es uno más de la familia, es nuestro perro, se llama RAYO.

Mamá

Esta es la experiencia de nuestra amiga TOÑI, esperamos que su ejemplo os sirva de inspiración.

Por Francisco Moreno.
@FMR18


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