viernes, 10 de febrero de 2012

MI RINCÓN: REUNIÉNDONOS EN CASA


Me encanta recibir amigos y familiares en casa, poder compartir gratas horas con ellos. Tener tiempo para eso y ganas, es siempre una gran satisfacción y muchas veces, aconsejo buscarlo y sacarlo de cualquier sitio, pero, no privarnos de esos momentos, porque esos pequeños detalles, llenan nuestra vida de eternas  emociones.

Me gusta mucho cuidar esos encuentros y dedicarle a estas personas que tanto quiero mis mejores atenciones.

A veces, cuando invitamos a un amigo o familiar  a casa, por culpa de la confianza que tenemos  con esa persona, nos dejamos llevar por la pereza o la comodidad y no cuidamos su visita como realmente se merece, cuando en realidad, deberíamos tener presente que esas personas son las que más queremos y a su  vez nos quieren, así que son las que más se merecen  nuestras mejores atenciones.

Preparar un encuentro en casa con amigos, ya sea una cena, un almuerzo o un simple café, para mí, es una autentica gozada. Poder desplegar mi fantasía  y  hacerles participes de esto,  sabiendo que estará  dentro de sus gustos y  será  bien acogido, es un lujo que hoy en día por las prisas y el  estrés que vivimos,  solo en contadas ocasiones nos podemos permitir,  por ese motivo cuando se nos presente la ocasión tenemos que disfrutarla al máximo.

En primer lugar, me gusta cuidar de la habitación  en donde nos vamos a reunir. Tiene que ser lo suficientemente amplia como para dar cabida a todos. Conseguir que su atmósfera sea agradable así como su temperatura y a mí personalmente me gusta envolverme de una decoración de colores y formas suaves que no agobien.

Las viviendas hoy en día no son muy grandes, pero no por eso vamos a privarnos de encuentros de este tipo. Yo aconsejo en el caso que sea necesario,  retirar previamente de la habitación en donde nos vamos a reunir, los muebles que puedan estorbar y pasarlos a una zona contigua en donde no molesten.

La preparación de la mesa es muy importante, y por muy modesta que sea  la casa, me parece de muy buen gusto dedicar parte del tiempo a la preparación de esta. A mí me gusta que sea sencilla pero elegante, sin excesivos detalles decorativos que molesten a los comensales, pero utilizando toda nuestra fantasía en su decoración  dejando nuestro sello personal, Por  pequeña que sea nuestra economía, seguro que tenemos la imaginación suficiente como para crear la más bonita y elegante de las mesas sin gastar mucho dinero, pero armonizando con gusto los enseres que tenemos en casa. Claro que  tampoco  me parece de buen gusto preparar mesas muy sofisticadas con la idea de impresionar  a nuestros amigos, pudiendo a veces incomodar  a alguno de los invitados.

En cuanto a la iluminación, me gusta la utilización de lámparas indirectas, con luz cálida, que crean un ambiente íntimo, pero que nos permita ver perfectamente lo que comemos así como a nuestros compañeros de mesa. Prefiero evitar las luces proyectadas directamente sobre la mesa, que a veces pueden crear  reflejos desagradables.

Para la preparación del menú, lo mejor es conocer el gusto de los invitados, en este caso como estamos hablando de nuestros amigos, eso no será nada difícil. Tendremos que tener en cuenta si son o no vegetarianos, si tienen alguna alergia o dolencia que les impida tomar  algún tipo de alimento, así como el presupuesto que tenemos para gastar. Conociendo estos datos, ya solo nos queda jugar con nuestra creatividad en su preparación. Seguro que utilizando el sentido común  y nuestra imaginación, daremos con los mejores platos para compartir con  tan grata compañía.

Pensad, que la invitación que hacemos para que vengan a nuestra casa a comer, es con la idea de pasar un rato agradable, que ellos ya comen en su casa, no se trata de preparar platos muy copiosos, atestarles continuamente a que prueben todo y conseguir que después de la comida se sientan tan pesados que no se puedan levantar de sus sillas. En la moderación está el éxito y esto es algo a tener en cuenta.

Otra cosa importante, es  procurar confeccionar un menú que nos permita sentarnos a la mesa a la vez que nuestros invitados, para eso una idea puede ser combinar platos fríos,  que podremos emplatar de antemano, con otros calientes que se puedan mantener  a su temperatura hasta que se sirvan. Hacer esperar a los invitados por mucha confianza que se tenga, no me parece lo más apropiado, por eso evito en lo que puedo esos largos  preparativos en la cocina cuando todos se encuentran sentados a la mesa.

Y por último, aconsejo no olvidar un detalle muy importante que por desgracia en algunas ocasiones  se olvida, este es: los temas de conversación. Hay que evitar cualquier tema que por su contenido o por su forma de tratarlo pueda incomodar o peor aún molestar a alguno de los compañeros de mesa. Tenemos que ser conscientes  que de lo que se trata al reunirnos, es de pasar un rato agradable, que cada persona tenemos puntos de vista diferentes y que ese no es el sitio ideal en donde discutirlos. Un olvido de este calibre, puede estropear en un segundo una velada preparada con mucho cariño.

Teniendo en cuenta estos básicos consejos, pienso que por muy humilde o  lujosa que sea nuestra comida, conseguiremos tener siempre el mejor de los éxitos. Nuestras familias y nuestros amigos se merecen esta atención por nuestra parte, no dejarlas solo para ocasiones protocolarias, convertirlas en algo cotidiano de nuestra vida en donde obsequiemos  a nuestros seres más cercanos con detalles tan sencillos como estos, pero que a veces, sin querer olvidamos.

Por Marilé Cerván.
elcolordeunavida.blogspot.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario