HISTORIAS DE GRANADA: CARMEN DE LOS MÁRTIRES.

Hola amigos:
En primer lugar quisiera felicitar a redactores y colaboradores del primer boletín porque sin duda alguna ha sido un éxito, y animaros a todos a seguir en esa línea y a colaborar cada uno en la medida de nuestros gustos y posibilidades.
Yo, por mi parte, y aunque no estoy segura de estar a la altura, quisiera insertar en el apartado de “Historias de Granada”, la de un lugar muy bello y que seguramente todos hemos visitado, pero que tenemos, según creo, un poco olvidado. Se trata del “Carmen de los Mártires”, de cuya historia paso a informaros brevemente para no cansaros:
Se construyó la casa Carmen de los Mártires con sus jardines en el siglo XIX y se sitúa justo a la derecha de la Alhambra. Hay unas vistas interesantes de la Alhambra desde el otro lado y unas vistas excelentes de la ciudad de Granada y de Sierra Nevada. Los jardines contienen un número de estatuas, grutas, y un lago con su romántica torre y puente y sus patos y cisne negro.

Hace años, se celebraban justas y torneos militares aquí y en las épocas de los Musulmanes, se almacenaban provisiones para la fortaleza. Esta zona también se llama "Campo de los Cautivos" por los cautivos cristianos que se encarcelaron aquí para trabajar en la construcción de los palacios y los proyectos reales.
La casa "Carmen de los Mártires" fue construido por Don Carlos Calderón quien compró el terreno para su residencia de veraneo, y un propietario subsiguiente, Hubert Meermans, diseñó los jardines, creando varios distintos estilos de jardín con sus fuentes, estatuas y grutas en distintos niveles.
Dicho esto, yo os animaría a subir algún día, ya que es uno de los pocos lugares de la Alhambra que se pueden visitar sin pasar por taquilla ni guardar colas. Además si subís, no os olvidéis la cámara de fotos, ya que la vista que desde allí se contempla es espectacular.
En sus jardines se respira paz, el rumor de sus fuentes, el colorido de sus plantas y flores es un auténtico regalo para la vista, es como un oasis de tranquilidad no lejos de la ciudad.
Después si observáis desde allí la puesta de sol, comprenderéis el sentir del poeta cuando escribió:

Dale limosna, mujer
Que no hay en la vida nada
Como la pena de ser
Ciego en Granada.

Por Rosa Carmen Sánchez.