lunes, 4 de junio de 2012

BIOGRAFÍAS: MARÍA EUGENIA DE MONTIJO.

Nació en Granada el 5 de Mayo de 1.826, hija de Cipriano Palafox, conde de Teba y de Montijo Grande de España, y de María Manuela, de ascendencia escocesa.
Eugenia fue educada en París en el convento Sacré donde recibió una educación católica. Cuando el príncipe Luis Napoleón se convirtió en el presidente de la Segunda República apareció junto a su madre en los bailes que dio el príncipe-presidente en el Palacio del Eliseo. Ahí fue donde conoció al futuro emperador de Francia, Luis Napoleón, este quedo hechizado ante la belleza de la joven aristócrata granadina.
Dos años duraron las relaciones entre el Luis Napoleón y Eugenia, se casarón el 30 de Enero de 1.853.
En un discurso que pronunció poco antes de su boda, Napoleón dijo: “Prefiero casarme con una mujer a la que amo y respeto que con una desconocida, con la que una alianza podría tener ventajas mezcladas con sacrificios”. Este comentario no fue bien visto desde Gran Bretaña. Los periódicos de ese país lanzaron comentarios sobre la unión de una aristócrata de reconocido linaje con un miembro de la familia Bonaparte.
El 16 de Marzo de 1.856, Eugenia dio a luz a su único hijo Luis Napoleón, que recibió el título de Príncipe Imperial.
Gracias a su belleza y elegancia, Eugenia contribuyó de forma destacada al encanto que desprendía el régimen imperial. Su forma de vestir era alabada e imitada en toda Europa. Su interés por la vida de la reina María Antonieta expandió la moda neoclásica, estilo muy popular durante el reinado de Luis XVI.

Participación activa en política.
Eugenia era una mujer educada e inteligente. Después del nacimiento de su hijo, el príncipe imperial decidió tomar parte activa en la política del segundo imperio. Ferviente católica, se opuso a la política de su marido en lo tocante a Italia, y defendió los poderes y prerrogativas del Papa en dicho país. Desempeñó la regencia del imperio en tres ocasiones: durante las campañas de Italia en 1.859; durante una visita de su marido a Argelia en 1.865 y en los últimos momentos del Segundo Imperio, ya en 1.870.
La emperatriz Eugenia secundó las desafortunadas intervenciones exteriores del imperio, como la derrotada invasión francesa de México que costó la vida al emperador Maximiliano I de México y la guerra contra Prusia, que concluyó al año con la derrota de Sedán.
En 1.868 la emperatriz Eugenia asistió a la inauguración del canal de Suez, construido por su pariente lejano Fernando de Lesseps.
Asimismo apoyó las investigaciones de Louis Pasteur, que acabarían en la vacuna contra la rabia.

Exilio.
Tras la caída del Segundo Imperio Francés, la familia se exilió a Inglaterra. A la muerte del emperador en 1.873, Eugenia se retiró a una villa en Biarritz en la que vivió alejada de los asuntos de la política francesa. Su único hijo murió en Sudáfrica en 1.879 a manos de los zulúes.
Relacionada con la Casa de Alba, se alojo ocasionalmente en el palacio de Liria de Madrid y en el palacio de Dueñas en Sevilla. Algunas de sus pertenencias, como pinturas y muebles, pasaron a manos de los Albas.

Muerte.
La ex emperatriz murió el 11 de Julio de 1.920 a los 94 años en el Palacio de Liria de Madrid, durante una de sus visitas a España, su país natal.
Su cuerpo fue trasladado en tren a Paris, acompañado por una comitiva que incluía al duque de Alba, el duque de Peñaranda, las duquesas de Tamames y Santoña y el conde de Teba. El féretro fue recibido en la estación de Austerlitz por los príncipes Marut, el Embajador de España y miembros de la nobleza francesa y española que le rindieron homenaje durante más de tres horas.
Posteriormente el cuerpo fue trasladado a Le Havre y Farnborough bajo custodia del diplomático español Carlos de Goyeneche. La emperatriz fue enterrada en la cripta imperial de la abadía de Saint Michael en Farnborough (Inglaterra), al lado de su esposo y de su hijo.

Por Francisco Moreno.

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